lunes, 22 de agosto de 2016

Las sombras de Caracas

Hoy acabo de encontrar la noticia en la prensa venezolana de la captura de Giomar Cartagena Alcántara, conocido como el Monstruo de Parque Caiza. Giomar, junto a sus cómplices, asesinó a disparos a su exnovia y a la madre de ésta, disparándolas y luego las prendió en fuego. Sus cadáveres fueron abandonados en el terreno baldío de Parque Caiza. Inmediatamente recordé al personaje de Margarita Lambert en The Night, la novela del venezolano Rodrigo Blanco Calderón. En efecto, Blanco Calderón se basó en los crímenes de Parque Caiza para escribir un pasaje de su libro, cambiando los nombres y relacionando al suceso con otros personajes de la novela. El crimen parece haber sido muy sonado en Venezuela cuando ocurrió, en el año 2010, pero en aquél entonces ya me encontraba viviendo en Alemania y por lo tanto no lo tenía en mi memoria y sólo lo conocía a través del libro, que tuve la fortuna de leer el pasado junio.

The Night es una novela que juega entre la ficción y la realidad. En sus páginas se mezclan crímenes sonados de Caracas de los últimos 15 años, dejando un sabor a descompuesto, de lo que es la sociedad caraqueña hoy en día. El Parque Caiza se transforma en una especie de epicentro de la maldad, ya que también allí fue encontrado el cadáver de Roxana Vargas (en el libro con el nombre de Rosalinda Villegas), cuya historia y la de Edmundo Chirinos (con el nombre de Edmond Montesinos) pasa a engranar a esa pequeña colección de horrores que es la novela. También aparecen en el libro el Monstruo de los Palos Grandes e incluso Joao de Gouveia, el infame asesino de la Plaza Francia. El hilo conductor de la novela es la intención de uno de sus protagonistas, Matías Rye, de escribir una novela titulada justamente "The Night", con la cual pretende instaurar un estilo de literatura llamado realismo gótico. Como todas las grandes novelas, The Night se referencia a sí misma y es un libro dentro de otro libro. El libro que su personaje pretende escribir se convierte en el libro donde vive el personaje. En cuanto al género de realismo gótico, no sé si sea un nuevo género, pues sospecho que las novelas de Cormac McCarthy sean lo más cercano a tal denominación. No he leído aún a Bolaño, así que no sé si sea también posible llamarlo de esa manera.

Uno de los puntos clave de la novela es el reproche que se le hace a la generación pasada o quizás a la élite venezolana, cuando uno de los personajes, ante los casos del Monstruo de los Palos Grandes (hijo de Germán Carrera Damas, ex-rector de la Universidad Nacional Abierta) y de Edmundo Chirinos (ex-rector de la Universidad Central de Venezuela), pronuncia la frase "hemos sido criados por asesinos". Estos dos casos tan sonados en la psiquis venezolana son muestra de que, al parecer, la cultura no nos salva de la violencia: quienes deberían ser los encargados de iluminar el camino al resto de la sociedad están también infectados con la plaga de la violencia que nos está destruyendo. Sin embargo, Blanco Calderón agrega poco después que "sí, hemos sido criados por asesinos" y más tarde "¿y si nosotros también somos asesinos?", insinuando una culpa compartida por todos, no sólo de las élites o de las generaciones pasadas.

El otro gran hilo de la novela, el cual el propio autor dice que le sirvió para darle estructura al libro, es la biografía de Darío Lancini, maestro de los palíndromos (palíndromos son aquellas frases que se pueden leer al derecho y al revés, como por ejemplo "arde ya la yedra", el equivalente en palabras a lo que son las cifras capicúas). La entera segunda parte de la novela es dedicada a las vivencias entre Venezuela y Europa de Lancini, la cual resulta mucho más contemporánea de lo que uno se imagina, ya que se describe al exilio de los venezolanos comunistas durante la época de Rómulo Betancourt: los padres de la generación que hoy en día está en el poder en Venezuela y a su vez someten al exilio a quienes no están de acuerdo con la Revolución Bolivariana.

Por todos es conocida la célebre frase de la película The Third Man, pronunciada por el personaje encarnado por Orson Welles: "Recuerda lo que dijo no sé quién: en Italia, en treinta años de dominación de los Borgia, hubo guerras matanzas, asesinatos... Pero también Miguel Ángel, Leonardo y el Renacimiento. En Suiza, por el contrario, tuvieron quinientos años de amor, democracia y paz. ¿Y cuál fue el resultado? ¡El reloj de cuco!" Quizás en esta Venezuela tan convulsionada de los últimos años, puedan surgir más obras de arte como The Night.

domingo, 24 de julio de 2016

Beyoncé

– Kannst du die Bühne sehen? (¿Puedes ver el escenario?)
– Nein, nichts (No, nada)

Las entradas que habíamos conseguido estaban en el Oberrang bloque 159, justo en la curva que el estadio daba hacia las gradas laterales. La Esprit Arena en Düsseldorf es gigantesca, así que el Oberrang está a una distancia considerable del escenario. Desde allí todo se veía pequeño, exceptuando por el monolito de LEDs que dominaba la parte trasera del escenario, donde todo sucedería. El monolito era también enorme, acorde con las dimensiones del estadio y estaba iluminado en blanco en los minutos antes de que comenzara el concierto. Las imágenes del concierto, close-ups y videos serían transmitidos allí, a gran escala, así que la distancia al escenario no era el mayor problema. El gran problema eran las columnas de sonido (THX) que habían instalado en las cuatro esquinas de la standing area. Éstas dificultaban la visión al escenario y al monolito, por lo cual sólo la parte delantera del escenario, una vía en forma de L que se adentraba en la multitud, era lo único que se veía sin obstáculos desde el sitio en el que estaban.

– Kannst du die Mädels sehen? (¿Puedes ver a las chicas?)
– Nein, nichts (No, nada)

Nuestras amigas estaban en el bloque 161, cerca, pero veinte filas más arriba. De allí seguro se podía ver incluso menos. El máximo de tickets que se podían comprar simultáneamente en la venta online era de cuatro personas, y como ellas eran tres hermanas tuvieron que comprar sus tickets por separado. Intentamos ver hacia el fondo, distinguir entre la multitud a las tres hermanas, pero fue en vano.

Antes de empezar el concierto colocaron canciones de Drake, Wiz Khalifa, pero también baladas de Whitney Houston. Como un abreboca para el balance perfecto entre pop, R&B y hip-hop que ha logrado Beyoncé.

A nuestro alrededor había sólo chicas. Adolescentes en su mayoría. Justo a mi lado había una joven de, probablemente, 16 años, acompañada de una amiga de su misma edad. Detrás, otro grupo de jóvenes, un poco mayores, todas chicas. ¿Por qué solamente chicas? ¿Acaso ningún hombre podía disfrutar de Beyoncé? Quizás no sea tanto el hecho de no disfrutar, pues todo el mundo puede bailar al ritmo de "Single Ladies", seas mujer u hombre, sino el hecho de que Beyoncé no está en las metapreferencias de muchos hombres. Metapreferencias son aquellas cosas que te gusta que te gusten. Quizás no todos quieran admitir cuánto les gusta y no van por vergüenza, excepto por aquellos que acompañan a las novias. Lo cierto es que no hay que olvidar que Beyoncé, desde los tiempos de Destiny's Child es una cantante para las chicas. Los himnos de girl empowerment como "Independent Women", "Run the World", etc. apelan sin lugar a dudas a muchas adolescentes en busca de afirmar su propia identidad.

Y entonces el monolito se apagó y comenzó a rotar. Los aplausos generaban momentum. La música comenzó a sonar: era "Formation", Beyoncé abriría con "Formation". Poco a poco una figura surgía del escenario, desde el suelo. Lo primero en reconocerse fue la oversized Fedora, el mismo sombrero de los CFDA Fashion Awards, pero esta vez, ¿de alas más grandes? -estaban muy lejos para saberlo. "Formation" es uno de los singles más poderosos que ha tenido Beyoncé y ahí, en el escenario, demostraba por qué un bang era la mejor manera de arrancar un show. No me interesé por el texto reivindicativo, la emoción era demasiado grande, sino más por la coreografía, el espectáculo. Durante esta canción me di cuenta que el concierto iba a ser el mejor al cual he asistido.

Luego de una versión a capella de "Irreplaceable", comenzaron a sonar las otras canciones de Lemonade. Cada vez que sonaba una de ellas, la chica a mi lado sabía toda la letra a la perfección, como si las hubiese estudiado antes de venir, cosa que seguramente hizo. Dichosos los adolescentes que tienen tiempo y memoria para aprenderse las canciones de sus ídolos. Una canción empezó a sonar y la chica de nuevo comenzó a cantar. Yo sabía que era de Lemonade, pero no estaba seguro de cuál. Hasta que la reconocí y le pregunté a Boris: Ist diese die eine mit 'Becky with the good hair'? Era, efectivamente, "Sorry". Fue la única canción que cantó completa, todas las demás fueron de alguna manera editadas.

Otros momentos destacados fueron "Countdown" -mi canción preferida de Beyoncé, "Drunk in Love" y "1+1", la cual Beyoncé admitió ser su favorita. El momento en el cual el público se integró más en el concierto fue en una rendición a capella de "Love On Top", en la cual Beyoncé demostró su cariño hacia Düsseldorf, a parte de dar un derroche de sus dotes de cantante: el tono de la canción se eleva en cada frase y Beyoncé pudo alcanzarlo sin mayor esfuerzo.

Los videos a gran escala que eran transmitidos en el monolito demostraron una cosa: lo hermosa que es Beyoncé. Cada vestuario realzaba una parte distinta de su cuerpo. Su silueta es la envidia de todas las mujeres. Un ejemplo cabal de la belleza de la mujer afroamericana.

Al final del espectáculo vino un show sobre agua, inspirado en las coreografías de Pina Bausch, en el cual Beyoncé y sus bailarinas demonstraron su dominio del escenario. La parte delantera del escenario, que estaba rodeada de la multitud en la Arena, poco a poco se llenó de agua y allí bailaron canciones como "Freedom", que requieren tanta fuerza interpretativa.

En fin, fue una experiencia inolvidable de parte de la mejor artista que existe en el mundo actualmente. 





viernes, 8 de julio de 2016

El incómodo vecino

Desde hace un par de años existe la matriz de opinión de que Nicolás Maduro nació en Colombia y por ello no puede ser presidente de Venezuela. Bajo tal bandera, ciertos sectores de la oposición han acarreado una campaña que no parece disminuirse en el futuro cercano. Muchas personas repiten este rumor sin detenerse a corroborar los hechos, escalando la violencia verbal. Quisiera aclarar los hechos en este espacio.


La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela indica que sólo los venezolanos por nacimiento y sin poseer otra nacionalidad podrán ejercer el cargo de Presidente. Hasta este punto coincidimos todos. Pero muchos no leen los párrafos anteriores, donde se indica cómo se puede ser venezolano por nacimiento. Hay tres formas: haber nacido en el territorio nacional, haber nacido en territorio extranjero teniendo padre y madre venezolanos por nacimiento, o haber nacido en territorio extranjero teniendo al menos un padre venezolano por nacimiento y establecer residencia en el territorio de la República. Por ello el hecho de que Nicolás Maduro haya nacido o no en Cúcuta es irrelevante, el hecho de que su padre era venezolano por nacimiento y de que ha establecido su residencia en el país le otorgan la nacionalidad. No es sabido que Nicolás Maduro tenga la nacionalidad colombiana (entiéndase por esto el hecho de tener pasaporte colombiano), así haya nacido en Colombia, por lo tanto él puede ser presidente de Venezuela.


La nacionalidad no es un derecho, sino un privilegio que otorga el Estado a discreción, de acuerdo a ciertas condiciones. Venezuela, al igual que otras naciones latinoamericanas, es de los pocos países que otorga la nacionalidad por el sencillo hecho de haber nacido en el territorio de la República. En Europa existen extranjeros nacidos en el propio territorio, hijos de inmigrantes, ya que allí las leyes son otras. La nacionalidad es también renunciable en muchos países, entre ellos Venezuela, por ello se puede haber nacido en Venezuela y no ser más venezolano. La identidad es un constructo, la nacionalidad es sólo un documento.


La campaña política por la búsqueda y publicación de la partida de nacimiento de Maduro recuerda mucho a los birthers de Estados Unidos, empeñados en demostrar que Obama no había nacido en Honolulu y por ello quedaba incapacitado para gobernar. El fervor de los birthers era tal, que se declaraban en rebelión y decían que Obama no era su presidente, como si pronunciar esas palabras cambiara algo. Ambas campañas, tanto en Venezuela como en Estados Unidos, son manifestaciones de la apolítica y, en especial, de la xenofobia.


Ese odio al extranjero existe también en Venezuela. Colombia ha sido siempre nuestro incómodo vecino. Quizás todo se remonte a la década de 1820, cuando la Gran Colombia fue creada por un venezolano y sin embargo la capital designada fue Santa Fe de Bogotá en lugar de Caracas. El recelo entre ambos países ha tenido desde entonces momentos álgidos, como la disputa del Golfo durante el gobierno de Luis Herrera. Hoy en día estamos viviendo uno de esos momentos. No son sólo las voces que quieren sacar a Maduro por ser colombiano, sino el gobierno mismo que cierra la frontera con Colombia y declara culpables de la Guerra económica a los colombianos. En las redes sociales corre el venenoso mensaje que los delincuentes que hoy en día asotan Venezuela son los hijos de aquella generación de colombianos llegados durante los años 70 del siglo XX. ¿Quién tiene las estadísticas? ¿Quién puede demostrarlo? Es volver a vivir el Protocolo de los Sabios del Sión, en versión venezolana. Yo soy uno de ellos: mi padre, colombiano, llegó a Venezuela en aquella época buscando un futuro mejor, y ni mi hermano ni yo somos delincuentes. Por ello tales afirmaciones me causan profunda tristeza, pero sé que son sólo pocas voces, aisladas, amargadas, alienadas.


Maduro es quizás el peor presidente que ha existido en la historia democrática de Venezuela, pero tenemos que convencernos de que él no saldrá de su cargo por su lugar de nacimiento. La reconquista de la política como espacio donde el ciudadano pueda hacer valer su opinión, sobre todo en un país donde la libertad de expresión está en entredicho, es uno de los mayores retos de Venezuela. Colombia es y será más que un incómodo vecino, un aliado imprescindible y Venezuela no saldrá de esta situación sin su ayuda.

domingo, 3 de julio de 2016

El juguete del deseo

El pasado jueves fue estrenada en Alemania la película venezolana "Desde Allá" (traducida en inglés como "From Afar" y en alemán como "Caracas, eine Liebe"), galardonada el año pasado con el León de Oro en el festival de cine de Venecia. Dirigida y escrita por Lorenzo Vigas, basada en una historia de Guillermo Arriaga (el guionista de Amores Perros, Babel, 21 Grams, etc., fiel colaborador del oscarizado Alejandro González Iñárritu), la película trata la relación entre Armando (interpretado de manera estoica por Alfredo Castro), un técnico dental de mediana edad, y Elder (Luis Silva, en su primer rol cinematográfico), un delincuente juvenil.

Largos close-ups de Armando a través de sus recorridos por las calles de Caracas caracterizan a la dirección de Vigas, mientras la ciudad se distorsiona en un segundo plano. Por lo tanto la ciudad no es protagonista y pese a un par de sitios que son fácil de reconocer por cualquier caraqueño, la mayoría de los sitios donde la película se desenvuelve son genéricos, no lugares. Sin embargo, la realidad contemporánea de Caracas (delincuencia, sicariato) sí es motor de la dinámica entre los personajes y se convierte en el contexto que enmarca a la película y sin el cual no puede ser entendida. La prostitución masculina, la aceptación de la homosexualidad en la sociedad en general, son todos temas importantes en la Venezuela de hoy en día. Lástima que dichos temas han perdido prioridad ante la emergencia económica y crisis humanitaria que se vive en el país sudamericano.

Si no has visto la película y no quieres descubrir elementos importantes de la trama, mejor no sigas leyendo.

Armando busca jóvenes para satisfacer sus necesidades sexuales a cambio de dinero. Con rostro indescifrable los persigue en la calle, a veces mostrando un paquete de billetes para indicar que quiere negociar algo. Elder, atraído por el dinero, responde a su llamado. Su primer encuentro no transcurre como es convenido y Armando resulta herido. El joven escapa pero pronto él pasa a ser la víctima de la violencia y es rescatado por Armando. La relación entre ambos florece y Elder empieza a sentirse a gusto en la compañía de su nuevo protector, aunque Armando lo mantiene a distancia. Comiezan a compartir aspectos personales de sus vidas. Elder decide (¿por amor? ¿por agradecimiento) cometer un crimen para hacer feliz a Armando: matar a su padre. Al día siguiente, Armando hace una llamada telefónica y entrega a Elder a la policía.

La primera reacción del espectador es la sensación de haber sido manipulado tal y como Elder lo ha sido. El personaje educado, de clase media, se convierte en el villano de la película. Pareciera un giro de la trama. Sin embargo, la historia nos ha ido preparando. Armando es, desde el principio, un depredador sexual. A pesar de ser víctima de la violencia de Elder, Armando no pierde el control de la situación jamás. Para él, ese primer encuentro desafortunado es sólo un obstáculo que puede ser superado. Es él quien busca a Elder como un tigre caza a su presa. Es él quien también caza a su padre, a través de pasillos y ascensores, impotente, pues sabe que no puede personalmente cometer el crimen. Inicialmente Elder parece controlar la relación entre ambos, dependiente exclusivamente del dinero, pero poco a poco su conducta pasa a ser la de un joven enamorado. Cuando Elder regresa de haber asesinado al padre de Armando, esta vez Armando no le paga con dinero, sino con sexo, finalmente consuman su relación, otorgando el cariño que Elder tanto busca. El joven se convierte en juguete de su deseo, no sólo sexual sino de venganza.

Un aspecto poco creíble de la película es la velocidad con la cual los policías aparecen en la escena final tras la llamada de Armando. Eso jamás ocurriría en Caracas. Recientemente Rodrigo Blanco Calderón en su novela "The Night" comenta la imposibilidad de escribir una novela policial en Venezuela, pues la inmensa impunidad impide lo que es fundamental en el género: que el culpable sea capturado. Pero el verdadero culpable intelectual del crimen es Armando y nunca sabremos, pues la película no lo muestra, si él será capturado o no. En cualquier otro país tendríamos la certeza que Armando no tardaría también en caer preso, pero en Venezuela todo es posible. Sin embargo ese no es el tema de la película.

"Desde Allá" es una oportunidad de escuchar el acento venezolano en los cines alemanes. ¡Se las recomiendo!



martes, 28 de junio de 2016

De gustos e intolerancias

Una de las cosas que más llama la atención acerca de los alemanes es el tema de las Unverträglichkeiten (intolerancias) respecto a comidas o bebidas. Si bien es cierto que ciertas intolerancias tienen origen médico y deben ser respetadas, tratadas y vigiladas, el índice de intolerancias en la población alemana pareciera desafiar la lógica e indicar que las razones no siempre son médicas. Por ejemplo, está comprobado que 1% de la población mundial son celíacos, es decir, médicamente intolerantes al gluten. Sin embargo, la demanda de productos sin gluten ha aumentado significativamente en los últimos años, tanto que pareciera que no es sólo la celiaquía de los consumidores lo que promueve la compra de estos productos sino más la moda o la aparición de nuevas dietas donde el gluten pasa a ser el mayor enemigo del organismo. ¿Es el gluten tan malo? Muchos hablan de que las harinas procesadas de trigo generan una especie de pegamento en las paredes del intestino delgado, que jamás se puede despegar. Ésto lo he escuchado no de médicos, sino de fervientes no consumidores de gluten, así que desconozco si esa afirmación tiene fundamentos científicos. Si alguien conoce el paper donde se haya descrito, por favor envíenmelo. 

El gluten es un ejemplo, pero existen muchas otras intolerancias y alergias que parecieran sólo existir en Alemania. Mi novio es alérgico a los duraznos, albaricoques, nectarinas, manzanas, peras y avellanas. Cuando come alguno de ellos, su lengua se entumece y le cuesta respirar. Sin embargo, cuando cualquiera de estos alimentos es cocinado levemente u horneado, al parecer la concentración de alergenos disminuye y él puede entonces consumirlos. No estoy diciendo que su alergia sea psicológica, sino que me llama la atención lo arbitrario de su condición, casi destinada a hacerlo infeliz, pues para mí, el hecho de no poder comer un durazno libremente es una cierta clase de desdicha. Recuerdo que mi pediatra me dijo un día que yo era alérgico al ketchup, una recomendación que nunca cumplí y hoy día puedo comer ketchup sin que me pase absolutamente nada. Quizás mi alergia no era seria, quizás para ganar la libertad sobre nuestras alergias se requiera un poco de rebelión.

Si bien ciertas intolerancias y alergias pueden ser serias, existen los gustos personales que pueden rayar en lo ridículo. Son esos caprichos absurdos que parecieran abundar tanto entre los alemanes. Conozco una persona que no come ningún tipo de carne sino únicamente carne molida, porque siente pavor a encontrarse con un trozo de hueso al morder. Hay otras personas que no le gustan los huevos, un alimento tan básico, fundamental e insustituible –única fuente de albúmina–, pero sí comen tortas, panquecas y crèpes. Otros, no pueden ver trozos de cebolla en la comida, no lo toleran, pero si la cebolla ha sido licuada y mezclada con el resto de los ingredientes está bien, pues no es el sabor de la cebolla sino su presencia lo que detestan. No es sólo lo absurdo de estos gustos, sino la cabalidad con que son cumplidos, una especie de mandamiento culinario que jamás debe ser violado. Y son tan sólo ejemplos, pero su ubicuidad es impresionante. Pareciera que cada alemán al crecer elige una comida que no le gusta y decide que así será por el resto de su vida: jamás la probará ni intentará aunque sea darle una oportunidad. Casi como que si fuera vital para la construcción de sus identidades el tener un alimento no preferido.

Probablemente mi percepción está marcada por mi cultura. Venezuela es un país abierto a la gastronomía mundial y nuestra cocina es rica, variada y cosmopolita. Al ser así, estamos habituados desde pequeños a comer distintos sabores, especias y condimentos que diversifican nuestro paladar. También creo que un gran factor es la crianza. De pequeño, como a muchos niños, no me gustaban las verduras, pero mi abuela las ponía en el plato y no me dejaba pararme de la silla hasta que yo las hubiese comido. En cambio aquí en Alemania, los padres son más laxos. Para mí, otro hecho decisivo en mi vida fue haber comido durante cinco años en el comedor de la universidad: después de sobrevivir a esa experiencia, cualquier comida, por más extraño su sabor sea, es una gloria para el paladar. 

Si conoces a una persona con alguna intolerancia o gusto personal extraño, digno de mencionar, no dudes en escribirlo en la sección de comentarios.

sábado, 11 de junio de 2016

La yuca: del Amazonas para el mundo.

En Venezuela y otros países de Sudamérica existe un tubérculo llamado yuca, el cual representa uno de los alimentos básicos de la cocina de la región. Los indígenas venezolanos la cultivaban y representaba una de las principales fuentes de carbohidratos. Existen diversas maneras de preparar la yuca. Se puede sancochar o freír, generalmente como guarnición en platos con carnes o aves. Adicionalmente, una manera tradicional de preparación consiste en rallar la yuca, exprimirla para separar el zumo de la pulpa y luego extender la pulpa en un budare –sartén grande– para secarse y dorarse. Una vez seca, el resultado es una especie de galleta que en Venezuela es llamado casabe, que acompañado de guasacaca –guacamole– es delicioso. El zumo residual es usado por los indígenas, una vez fermentado, como bebida alcohólica –la famosa chicha.

¿Es conocida la yuca fuera de Sudamérica? Pues en la excelente serie de Netflix Chef's Table, en la cual se presenta el perfil, el restaurant y los platos insignia de renombrados chefs alrededor del mundo, la yuca adquirió protagonismo. Alex Atala, chef del restaurant D.O.M. en São Paulo, explicó cómo él usa la mandioca –el nombre que se le da a la yuca en Brasil– para distintos platos. Uno de los usos que me llamó la atención, fue el que Atala le da al zumo de la yuca, al cual él llama tucupi. Al parecer este zumo se usa como salsa o condimento en la cocina amazónica brasileña. El contenido venenoso del zumo se contrarresta por medio de la larga cocción y fermentación. Atala, cuyo restaurant combina técnicas de la gastronomía francesa e italiana con ingredientes brasileños locales, se considera fan de la mandioca. Quizás la posición de D.O.M. entre los diez primeros restaurantes del mundo de la respetada lista San Pellegrino y el prestigio de Alex Atala a nivel mundial sirva para colocar la yuca o mandioca entre las nuevas tendencias culinarias.

Además, en el último Street Food Festival celebrado en la ciudad de Munich, la gente de Tapiocaria trajo la cocina brasileña a estas latitudes. Los platos ofertados consistían en variaciones de la tapioca –una especie de casabe, pero más blando– acompañadas de carne, queso y demás. Sin lugar a dudas era el stand de comida más visitado de toda la feria. Yo asistí y pude probar lo delicioso que era la combinación de tapioca con carne mechada –o también llamada pulled beef– o también la alternativa vegetariana con coco rallado y queso. Mis amigos alemanes que me acompañaban también quedaron fascinados con la comida. Hoy en día se puede encontrar la yuca en cualquier Asia market de las grandes ciudades de Alemania, así que está disponible para todo aquél que quiera reproducir las recetas.

¿Estamos ante el surgimiento de una nueva superfood? El alto contenido en carbohidratos de la yuca no coincide con las tendencias actuales nutricionales, en las cuales por lo general se buscan vegetales con alto contenido proteico capaces de sustituir el consumo de carnes. Pero es, sin lugar a dudas, una fuente de energía interesante que puede resolver las necesidades nutricionales de familias alrededor del mundo. 

Casualmente el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, ha dicho recientemente que, ante la crisis de abastecimiento que existe hoy en día en el país sudamericano, los venezolanos deberían adaptar su dieta a algo más local, autóctono y comer sólo yuca y sardina. ¿Podrías adaptar tu dieta a sólo comer yuca? Escribe en la sección de comentarios tu opinión al respecto.